¿No me vas a enseñar tu verga?
Parecía que le rogaba, y tal vez era así. Mientras su hijastro estaba sentado en el sofá cruzado de brazos él intentaba lo que más deseaba, que era poder ver desnudo a ese muchacho. Se le acercó y le besó, parece que aquello hizo que el chico bajara la guardia y le devolvió los besos. Fue entonces cuando el maduro agarró la verga del jovencito, la tenía grande. Empezó a comérselo y eso le gustó al chico. Acabaron totalmente desnudos y el joven se puso encima de él, lo penetró y se la metió hasta el fondo mientras gemía. Luego en el sofá de medio lado siguió follándoselo, se podía ver la cara sonriente del jovencito, era realmente feliz por poder sentir aquello. Al final a cuatro patas le echó todo su semen sobre sus jóvenes nalgas.