Padre, me confieso que soy gay
Necesitaba confesarse, recientemente había tenido relaciones sexuales con otro chico y le había gustado, tenía claro que era gay. El cura acudió a su casa y allí iniciaron el proceso de confesión, ambos de espaldas. El chico se lo dijo abiertamente sabiendo que el secreto de confesión impediría que nadie más lo supiera, pero cuando se lo dijo el hombre no pudo evitar girar su cabeza interesado y sorprendido al mismo tiempo. Empezó a decirle que eso era normal, que no se preocupara. Era obvio que el religioso también sentía atracción por los chicos, especialmente por los jóvenes como él.
Comenzaron a tocarse y al poco se estaban besando apasionadamente al tiempo que se desnudaban. El cura le comió la polla, poco después los dos estaban totalmente en pelotas y el chico también probó su polla. Tras aquello fue el hombre religioso el que lo penetró, sabía bien lo que hacía y como hacerlo, se notaba que tenía experiencia.